lunes, 19 de julio de 2010

LA EDAD DE LA AMISTAD


María tiene 15 años. Acaba de entrar en su casa. Viene de estar con una amiga. Unos minutos después, desde su habitación, comienza a enviar 'mensajitos' con su teléfono móvil. La madre de María no entiende que acabe de separarse de la amiga y quiera comunicarse con ella de nuevo.
En la pubertad y en la adolescencia, la independencia gradual de los hijos de sus padres coincide con la importancia creciente que adquieren para ellos los lazos de amistad. Esta relación no es casual si pensamos que la progresiva separación con respecto a sus progenitores, como referentes privilegiados de la infancia, deja paso a nuevos modelos de identificación: los iguales.

De ahí en adelante, los padres asisten, con más o menos perplejidad, a los cambios que se producen en sus hijos. Para entonces, las opiniones de los amigos, así como sus gustos, pasan a tener un peso hasta entonces inexistente y los intereses e ideas de los padres son objeto constante de fuertes cuestionamientos.

Apoyo extrafamiliar

Se trata de un momento de diferenciación y afirmación personal que necesariamente supone tomar distancia de los padres. Pero, al mismo tiempo, ese proceso deja al adolescente en un estado de indefensión e inseguridad. Es en ese período donde encuentra un apoyo especial en los amigos. Con ellos puede hablar de muchas cosas o permanecer en silencio, simplemente sintiendo la compañía de quien, como igual, atraviesa por circunstancias similares.

Así lo explica la psicoanalista Françoise Dolto en su libro La causa de los adolescentes: Entrará así en su adolescencia saliendo de la familia y mezclándose en grupos constituidos que, para él, tendrán momentáneamente un papel de sostén extrafamiliar. No puede abandonar completamente los modelos del medio familiar sin antes disponer de modelos de relevo.

Aclara que no son sustitutos, sino elementos de transición que contribuyen a su progresiva autonomía. Además, las grandes turbulencias físicas y psíquicas de esa época generan en los adolescentes un estado interior de gran malestar. En ese momento de inquietud y confusión, que ellos no pueden explicar, los amigos logran hacerles más soportable la vida.

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